No cabe duda que Jan van Eyck quiso dejar, en el cuadro llamado El matrimonio Arnolfini, un complicado acertijo, un mensaje, un misterio que se ha ido disolviendo en innumerables teorías con el paso de los siglos. Jean-Philippe Postel, médico de profesión, recoge el guante lanzado por Eyck, y con una mirada clínica y detectivesca nos desvela el enigma propuesto por el pintor, en una habitación donde un hombre y una mujer posan con mirada ausente en una extraña ceremonia. Qué importante es la mirada de los protagonistas de una pintura, pero en este caso, resulta serlo mucho más la del observador.
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