Sobre el/la autor/a
«Era un hombre de mucho esprit, carácter y conocimientos; en sus memorias se confiesa como un aventurero, hijo de padre desconocido y de una mala actriz de Venecia […]. Haré todo lo que pueda para recordar sus memorias, cuyo cinismo, entre otras cosas, es su mayor mérito, pero esto será lo que impida que vean la luz. Tienen dramatismo, agilidad, comicidad, filosofía, novedades sublimes e inimitables.»
Fragment sur Casanova, Príncipe de Ligne, (1735-1814)
Giacomo Girolamo Casanova nació el 2 de abril de 1725, en Venecia, República de Venecia y murió el 4 de junio de 1798, en Dux, actual Duchcov, Bohemia (República Checa).
Entre cortes y salones, Casanova vivió un momento crucial de la historia de Occidente. Se hallaba entre los personajes más destacados de su tiempo y dejó la reseña de tales encuentros. Son así dignas de mención las páginas que tratan de Rousseau, Voltaire, Madame de Pompadour, Mozart, Catalina II de Rusia, Federico II de Prusia…
Casanova no alcanzó a vislumbrar el espíritu de renovación que se avecinaba y que haría desviar la marcha de la historia en direcciones antes insospechadas. Así, permaneció como anclado hasta su muerte al Antiguo régimen, y a la adherencia a esa clase de la cual, por su nacimiento, estaba excluido, aun cuando siempre buscó —desesperadamente— formar parte de ella, incluso en su tiempo concreto, cuando la nobleza caminaba irremediablemente hacia su estrepitoso ocaso.
Casanova escribió cuarenta y tres obras entre novelas, libelos, poesías, epistolarios y memorias. Algunas alcanzaron más de quince ediciones, otras han sido olvidadas quizá justificadamente.
* El Epistolario comprende centenares de cartas dirigidas a gobernantes, cardenales, abates, profesores, militares, actrices, viejas amigas. Los temas son variados, amor, economía, política, diplomacia, literatura; la primera data de la fuga de los Plomos (1765) y la última es de tres días antes de su muerte. En ellas, no sólo habla de todo, sino que arremete contra el mundo: condena, absuelve, polemiza.
* La Refutación a la «Historia del gobierno veneciano» de Amelot de Houssaie (1769), estas ochocientas páginas fueron redactadas para obtener el apoyo del gobierno veneciano. Sin duda es una obra tendenciosa donde Casanova ataca los supuestos excesos de los racionalistas que combatían los abusos de autoridad de la Serenísima veneciana; insiste en que escribe por amor a la verdad y a la patria.
* La Historia de las turbulencias de Polonia (1772), donde no puede ocultar sus falencias como historiador.
* La Epístola de un licántropo (1773), uno de sus mejores trabajos, muestra a un Casanova feminista que se burla de aquellos que menoscaban la condición de la mujer y que subordinan la voluntad femenina a mecanismos fisiológicos, y lo hace con buena escritura y mucho ingenio.
* El Soliloquio de un pensador (1786), escrito en francés como las Memorias, en el castillo de Dux; en sus páginas lanza un violento ataque contra la magia, los magos en general y contra Cagliostro, en particular.
* Ikosameron (1787), una novela del género fantástico, larguísimo mamotreto que relata la historia de dos hermanos en donde hay de todo: historia, geografía, química, matemática, teología, hidráulica. El Ikosameron recuerda sin duda al Micromegas de Voltaire y Los viajes de Gulliver de Swift.
* Reflexiones sobre la Revolución francesa (1793–1794), donde describe los acontecimientos de 1789 y de los años posteriores, desde la caída de la Bastilla a la de la monarquía capeta. En ellas señala que el 14 de julio implica una suerte de fin del mundo; sin duda fue el fin de su mundo, de la vieja sociedad en la que él estuvo perfectamente integrado. Es una obra antirrevolucionaria, tendenciosa y parcialmente informativa.
* Historia de mi vida (1725–1786), lo mejor de Casanova está en lo citado y en la más célebre de todas sus obras.