El honor de los filósofos
Reseña de Everilda Ferriols
Sinopsis
Desde el sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto, al filósofo francés Albert Lautman, pasando por Hipatia, Plinio el Viejo, Miguel Servet, Descartes, Simone Weil, Spinoza, Olympe de Gouges, Condorcet, Leibniz y tantos otros, en la historia de la filosofía abundan los nombres de quienes mantuvieron la entereza en circunstancias que hacían extremadamente difícil guardar fidelidad a las exigencias del pensamiento: personas que rechazaron postulados religiosos, políticos o científicos que no superaban la prueba del recto juicio, fuera cual fuera el peso de la autoridad individual o institucional que los apoyaba. Las biografías de quienes fueron fieles a la razón en diversos contextos pese a la condena de sus contemporáneos ilustran el alcance de la radical apuesta a favor del pensamiento a lo largo de la historia y constituyen, en suma, una incomparable lección viva de moral.
¿Por qué te lo recomendamos?
Texto escrito por Everilda Ferriols para la presentación del libro el día 16 de octubre 2020.
El honor de los filósofos nos invita a llevar a cabo una reflexión filosófica desde una perspectiva poco habitual, la del compromiso vital de los filósofos con su trabajo teórico, con el producto de su investigación. El profesor Gómez Pin aclara en el prólogo que con la palabra filósofo no se designa en este texto únicamente a lo que se entiende por tal en el seno de la parcialización académica. El término Filósofo designa para él, ante todo una disposición de espíritu que de hecho puede darse en alguien dedicado a una disciplina diferente, la cual en un momento dado lo conduce a interrogarse sobre la percepción que tenemos del entorno y de nuestro papel en el mismo.
Lo que aquí se pone de relieve son las consecuencias en las vidas de numerosos autores de la práctica de la filosofía, un asunto que es frecuentemente mencionado en los textos de historia de la filosofía pero casi siempre como una nota al margen.
La filosofía, entendida como pensamiento crítico que en un primer momento pretende conocer el entorno y después dirige su indagación hacia el ser humano y las posibilidades y condiciones del conocimiento, es una tarea que siempre se ha desarrollado en circunstancias difíciles. Así, ha llevado en muchas ocasiones a enfrentarse a las creencias y jerarquías religiosas, al poder político, a la ortodoxia y a los grupos influyentes, y la fidelidad a la teoría ha tenido como resultado, con más frecuencia de la que solemos recordar, la puesta en peligro o la pérdida del prestigio, las condiciones de vida y la misma vida de quienes fueron capaces de mantenerla. El honor de los filósofos muestra con protagonistas concretos, hombres y mujeres de distintos países y épocas diferentes lo caro que puede salir mantener los frutos de la reflexión cuando contradicen al poder religioso, político e incluso académico.
En este libro el profesor Gómez Pin nos ofrece numerosos casos de pensadores en campos distintos del conocimiento cuyo compromiso con el propio trabajo teórico condujo a situaciones de enfrentamiento con resultados que van desde la falta de reconocimiento o el exilio a la muerte. También aparecen ejemplos en los que las circunstancias adversas proceden de la naturaleza, sean enfermedades, como en el caso de Hegel que continúa con sus clases y la redacción de un nuevo prefacio para su Ciencia de la lógica hasta prácticamente la víspera de su muerte o catástrofes naturales: Plinio el Viejo que decide permanecer cerca del Vesubio en erupción para investigar qué estaba sucediendo. Incluso encontramos algunos casos de aquellos que enfrentados a la altísima dificultad de la tarea acaban por verse completamente abrumados como Paul Ehrenfest.
Los títulos de los diferentes capítulos agrupan dificultades o consecuencias vitales similares.
Algunos de estos nombres son autores clásicos de la filosofía como Sócrates, Aristóteles, Descartes, Spinoza, Leibniz y Nietzsche, otros son astrónomos, físicos y matemáticos como Hipatia, Bruno, Kepler, Galileo o Frank Oppenheimer, pero también encontramos músicos y escritores como Olivier Messiaen, Oscar Wilde y Marcel Proust.
Además de estos nombres bien conocidos por todos, hay otros que, al menos para mí, no lo eran tanto y me han parecido de gran interés como Olympe de Gouges, Erwin Schulhoff o Sophie de Grouchy. Se trata de una larga lista que se presenta ordenada tras el prólogo resultando de gran utilidad para el lector.
El profesor Gómez Pin advierte de que es muy posible que hayan quedado fuera nombres que podrían haber sido incluidos pero todos los que aparecen sin duda merecen estar, nombres que recorren la historia del mundo occidental desde las costas jónicas de los siglos VI y V antes de C. hasta el Haití de nuestros días.
Pero no se trata de una sucesión de biografías o de hechos históricos sino más bien de un viaje extraordinario y en muchas ocasiones emocionante a través del espacio y el tiempo en el que se va configurando una caracterización del trabajo filosófico, de la propia filosofía. En qué consiste este conocimiento que no se da en todas las culturas, siendo sin embargo esencialmente humano, y que se desarrolla inicialmente a partir de las ciencias y se mantiene siempre contemplando a la ciencia misma como objeto de su reflexión.
Dice el profesor Gómez Pin:
La filosofía es algo más que un esfuerzo en el conocimiento, es un esfuerzo en la matriz misma del conocimiento (593). Pero además, como muestra este libro, esta actividad filosófica es ya en sí misma una praxis.
El último capítulo dedicado a Proust, al tiempo y al lenguaje y el epílogo cierran una reflexión riquísima, llena de matices, de la que no es posible dar cuenta de forma tan breve, y que nos conduce finalmente ante el problema de los límites del conocimiento, con seguridad el mayor desafío intelectual al que puede enfrentarse el ser humano.