El hombre de Esparta
Reseña de Carlos García Gual
Sinopsis
Isómaco es un respetado ciudadano ateniense que, movido por su admiración hacia las ideas de Sócrates, participa en la Asamblea y en los asuntos públicos de su ciudad en defensa de Pericles. Cuando compra al esclavo Neleo para ejercer como pedagogo de su hijo Iónides, ignora que ha puesto en funcionamiento la implacable rueda del destino y que su mundo, al igual que el de toda la Hélade, cambiará para siempre. ¿Cuál es la relación entre el misterioso asesinato ocurrido en la apacible hacienda familiar y Alcinoo, un espartano que atenta contra los fundamentos de la democracia y la justicia de la polis? Una historia formidable que es al mismo tiempo una tragedia griega, una novela histórica y una novela de ideas.
¿Por qué te lo recomendamos?
Reseña de El hombre de Esparta en Historia National Geographic
Por Carlos García Gual
El hombre de Esparta es una novela histórica de corte tradicional, mucho más atenta al contexto de las ideas y los conflictos políticos que rodean la trágica peripecia vital de un personaje representativo, un ateniense de noble carácter admirador de Pericles y defensor de la democracia ilustrada, enmarcada en la no menos trágica historia de esa ciudad, como un reflejo de las tensiones de la política griega, tensiones que abocan de manera fatídica a la guerra del Peloponeso.
La novela se subtitula “La tragedia de Isómaco de Atenas”, según el nombre del protagonista. El narrador es su propio hijo, que, medio siglo más tarde, desde su exilio en Hemeroscopeion, recuerda con vivos detalles los sucesos y los días decisivos del año 432/431 a.C. La fecha es tan importante como el escenario. Nos hallamos en los preludios del gran enfrentamiento de atenienses y espartanos en la guerra del Peloponeso. La acción se enmarca entre dos episodios bélicos bien descritos por Tucídides: la batalla naval de corcireos y atenienses contra los corintios y la invasión nocturna y solapada de Platea por los tebanos, aquí relatados de nuevo con vivos colores.
La trama de la novela gira en gran medida en torno al enfrentamiento de atenienses y proespartanos, es decir, de los demócratas y los oligarcas. El noble Isómaco y Pericles representan a los primeros, y Alcínoo, un rico y poderoso antagonista, a los segundos. El conflicto de ideas y de intereses da lugar a un duelo oratorio en la asamblea de acuerdo con la historiografía clásica, en una escena muy lograda. Otra escena que podríamos también ver como un brillante tópico es la consulta del oráculo de Delfos, bien construida y justificada dramáticamente.
Sobre ese conflicto ideológico de amplio trasfondo se mueven los personajes, que están muy bien dibujados. El narrador nos presenta bajo luz muy favorable a su padre y describe el ambiente familiar y la vida en su finca campestre, en los meses que precedieron a la guerra, e introduce la atractiva figura del esclavo Neleo, cuyo destino precipita el de los protagonistas. Abundan los coloquios y no falta el simposio en que se discute de la esclavitud y la democracia. Penadés, buen conocedor de los textos clásicos, sabe captar bien el clima de la época, con sus conflictos y sus pasiones. Aunque el espartano Alcínoo está pintado con trazos bastante negativos, como un oligarca sin escrúpulos, al final cobra, en su propia destrucción, cierta dignidad trágica.
Como sucede con toda buena novela histórica, el pasado evocado suscita ecos en el presente, y el lector seguirá con mucho interés las discusiones ilustradas y tensas del simposio y del ágora, acercándose al tiempo de Pericles y Sócrates. La acción no queda enturbiada por la polémica de ideas y éstas se integran bien en el desarrollo dramático, lo que es, sin duda, uno de los grandes méritos de este fresco novelesco con un episodio de fuerte colorido trágico.