
Cuatro mendrugos de pan
Reseña de Manuel Arranz, Diario Levante.
Sinopsis
Este libro no es un testimonio sobre el Holocausto, sino una meditación sobre la vida. Magda Hollander-Lafon habitó las tinieblas más oscuras: en tanto que judía húngara, y siendo adolescente, fue deportada en 1944 a Auschwitz-Birkenau junto al resto de su familia, que perdió allí la vida.
Estas páginas, arrancadas a la experiencia de la muerte, nacieron a lo largo de una lenta travesía constituida por muchos renacimientos: los cuatro mendrugos de pan que una mujer moribunda le da a la adolescente en el campo de concentración, el agua que le ofrecen cuando el cuerpo está a punto de rendirse, el movimiento de las nubes en el cielo de Auschwitz (que por un momento no está ennegrecido por el humo del crematorio) o la «señora de la sonrisa» que la recogió a la salida de su cautiverio.
La Historia nos ha enseñado que las personas son capaces de lo peor, pero estas páginas son un llamamiento a lo mejor. Hollander-Lafon transmite una alegría sustraída a la desesperación, robada al infierno que casi la engulle, alimentada por una vida de encuentros en lo espiritual. Ella conoció la gracia de nacer dos veces y ahora, en este maravilloso libro, nos invita a unirnos a la fecundidad de un pensamiento lúcido, sereno y admirable.
¿Por qué te lo recomendamos?
Manuel Arranz, Diario Levante.
Magda Hollander-Lafon nació en 1927 en Záhony, un pueblecito en la frontera entre Hungría y Eslovaquia, en el seno de una familia judía. En 1944, con dieciséis años fue deportada junto con su hermana y su madre a Auschwitz-Birkenau. Sobrevivió, como todos aquellos que lo consiguieron, de milagro. “Si no nos tienden la mano no tenemos porvenir”. Años más tarde escribirá este libro para contarlo. “El mundo es un lugar peligroso para vivir. No por culpa de quienes hacen daño, sino por culpa de los que se quedan mirando sin hacer nada”. (Albert Einstein.)