Si no conoces este libro te recomendamos que te lo compres y que no leas esta reseña, ninguna reseña.
El impacto de su primera lectura sin referencia alguna no tiene precio.
En 1938, a los diez días de haberse publicado en la revista Story, esta novela había causado tanto impacto en los lectores americanos, que llegó a circular fotocopiada tras haber agotado la tirada completa del número. Escrita a modo de relato epistolar entre dos íntimos amigos, esta historia nace de un suceso real que impactó profundamente a Kathrine, cuando unos amigos suyos alemanes, ”personas de buen corazón e intelectuales de espíritu cultivado”, regresaron a Estados Unidos después de haber pasado un tiempo en Alemania, se negaron a saludar a sus amigos judíos americanos, ni siquiera les dirigieron la palabra. Este suceso, unido a otro de similares características, acaecido cuando el intercambio de cartas graciosas y políticamente burlonas, entre los estudiantes americanos y sus compañeros asentados en Alemania, que acabó con un; “No volváis a escribirnos. Corremos peligro. Esta gente no se anda con chiquitas, estas cartas podrían suponer el fin de nuestros días”, llevaron a Kathrine a profundizar en las razones que pueden llevarnos a una crueldad perversa, y en la idea de escribir un relato donde una carta pudiera servir de amenaza y de ejemplo demostrativo de que cualquier persona podía ser victima de la ponzoña nazi. Una novela magistral donde la profunda amistad se convierte en traición, de la que acabará germinando una terrible venganza. Uno de los mejores libros que hemos leído, Lástima que sea tan corto.
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