Hasta la fecha, Caja Negra ha publicado la parte más sustancial de la obra de Mark Fisher, desde su ya seminal Realismo capitalista a los tres volúmenes de K-Punk o ese estudio sobre hauntología y futuros cancelados que es Los fantasmas de mi vida. Lo cierto, sin embargo, es que Fisher no era tanto un teórico de la cultura, como Raymond Williams o Stuart Hall, por citar algunos de los nombres sobre los que orbitó su trabajo, como un agitador cultural; es decir, alguien con la capacidad de ligar alta y baja cultura y proponer nuevas lecturas para eludir el imperativo y la pleitesía a los clásicos -véase, por ejemplo, sus comentarios a propósito de Spinoza.
Es por ello que lo de Fisher debería definirse como pensamiento en acción, fruto de su trabajo en la blogosfera y el texto corto pero contundente, trufado de ideas y desafíos. En este sentido, Deseo postcapitalista no es, ni mucho menos, un bonus track a la obra de Fisher, sino un ejemplo cristalino de esta habilidad: una cosecha de sus últimas clases en las que desmenuza anuncios y películas, textos y temas, mientras avanza propuestas y lecturas sobre figuras clave del pensamiento contemporáneo como Deleuze y Guattari, Lyotard o Herbert Marcuse. Si K-Punk culminaba con ese trabajo inconcluso alrededor de la noción de Comunismo Ácido, estas clases son, en sí mismas, un esbozo de estrategias para superar el giro neoliberal e imaginar otras formas de deseo en una sociedad poscapitalista. La habilidad de Fisher para la crítica incisiva, su capacidad de penetración en la cultura de masas y la puesta en escena de una serie de conceptos y autores, radicales y polémicos -Nick Land, por ejemplo- son el paisaje de estas clases que se erigen en testamento final de uno de los autores más interesantes de nuestra época.
Si algún título no está disponible en la web no dudes en preguntarnos, es posible que lo tengamos en la librería.